Cuando acompañamos a una madre con problemas en su lactancia, le preguntamos sobre el parto. Y si les pregunto a ustedes sobre qué incidencia tienen los distintos tipos de parto en el inicio de la lactancia materna, probablemente van a mencionar que “si se nace por cesárea la leche demora más en bajar”. Este es un mito popular, y digo mito porque la cesárea en sí -el procedimiento como tal- no es un problema en el inicio en la lactancia materna, sino que todo lo que comúnmente rodea a la cesárea lo es. Y, por otro lado, escuchamos que “si una mujer tuvo a su bebé por parto normal o natural, la lactancia materna se facilita”, cuando la verdad es que todo lo que acompaña al parto, de cualquier tipo sea, es un factor importante en este proceso.
Cuando un bebé está listo para nacer muchas cosas suceden de forma natural. Son la madre y el bebé quienes trabajan para nacer (sí, la mujer también re-nace en el parto de sus hijos). La oxitocina, hormona que naturalmente produce el cuerpo humano, es la que hace que los músculos del útero se contraigan y el bebé pueda nacer (en la lactancia generan contracción para que la leche se eyecte). Otra hormona importante es la adrenalina, que también se produce naturalmente, que ayuda a que la mujer se mantenga en estado de alerta, y favorece un sentimiento instintivo hacia su cría. Esta hormona es pasada al feto durante el trabajo de parto (específicamente en la fase del expulsivo) lo que ayuda al bebé a alcanzar un estado de alerta también. Así, puede reptar hacia el pecho para acoplarse; y finalmente, si logramos darle a la madre momentos agradables, si se le acompaña desde el amor y desde el respeto, su organismo logrará liberar endorfinas que la ayudarán a usar menos dosis -o nada- de analgesia artificial, asociando este proceso a algo “placentero”.
Todas estas hormonas funcionan en nuestros cuerpos y en el parto fisiológico, de forma natural y en equilibrio. Pero, por ejemplo, si la madre se encuentra asustada, enjuiciada, incómoda, invalidada, cuestionada, o violentada de cualquier forma, toda la cadena y equilibrio natural de hormonas puede verse alterado. Las endorfinas desaparecen, haciendo que llegue el dolor de forma muchas veces insoportable, la adrenalina se eleva muchísimo, lo que lleva a la madre a estar en desequilibrio en relación a la producción de endorfinas, generando diversas sensaciones negativas, como querer escapar, querer esconderse, no querer parir, etc. La adrenalina es la hormona que nos hace reaccionar de distinta forma cuando tenemos miedo, pero durante el parto fisiológico se equilibra con las otras hormonas. Pero si la adrenalina se eleva en exceso, también se eleva el cortisol (hormona del estrés, antagonista de la oxitocina), y la madre siente miedo, estrés y dolor. La oxitocina, también llamada “hormona tímida del amor” se “esconde”, las contracciones se desordenan, y se hacen más dolorosas, y todo el mecanismo del parto puede convertirse en un caos absoluto.
Luego de todo lo ya detallado es que quiero hablarles de los distintos tipos de parto y el porqué podrían o no, hacer una gran diferencia en el inicio de la lactancia materna.
En un parto por cesárea tenemos varios factores sintéticos administrados para compensar la falta de producción de estos de forma natural. Es necesario en un inicio la administración de anestesia, no permitiéndole al cuerpo hacer mucho. Si previo a eso se realiza una inducción, se administra oxitocina sintética para dar inicio al trabajo de parto de forma artificial, y en consecuencia la cascada de eventos ya no se pone en marcha de forma natural. La adrenalina, las endorfinas, y la oxitocina natural ya no están en equilibrio, y el cuerpo realiza un trabajo desordenado. S no hay inducción y la cesárea es de urgencia, de igual modo se utiliza oxitocina sintética para compensar la falta de ésta por el procedimiento quirúrgico, con el objetivo de ayudar a la contracción uterina post-cesárea, previniendo hemorragias y ayudando a la retracción del útero.
¿Cómo afecta la cesárea al inicio de la lactancia?
La cesárea es una cirugía que requiere de muchos procedimientos invasivos, no solo para la madre si no que también para el bebé. Si el recién nacido no presenta ningún problema tras el nacimiento se podría dejar sobre el cuerpo de la madre para que intente dar inicio a la lactancia materna, pero es probable que el bebé no venga activo, pues no tuvo el paso de adrenalina y pasó anestesia a su torrente sanguíneo, por lo que podría tardar más en activarse para mamar. Aun así se podría esperar a que lo hiciera de forma espontánea, mientras no se presente ningún riesgo para él o ella, y en ese caso nos veríamos frente a una cesárea respetada y con baja probabilidad de ser un tope en el inicio hacia una lactancia materna exitosa. Pero tenemos otro factor importante que va ligado a la cesárea, y este es la recuperación, que suele ser -por lo menos- incómoda, no permitiéndole o limitándole a la madre atender las necesidades de su cría, y viéndose afectado el inicio de la lactancia.
Se ha observado que al venir el bebé anestesiado y poco activo podría no acoplarse oportunamente, lo que podría desencadenar una hipoglucemia que generalmente lleva al uso de suero glucosado, o una baja de peso por sobre los rangos normales en puerperio inmediato, dando como resultado la indicación de uso de fórmula al momento del alta. Y ya sabemos que el suero y el uso de fórmulas son factores que inciden directa y negativamente en la lactancia materna.
En un parto vaginal con anestesia y/o inducido también tenemos la cascada de uso de sintéticos- El parto suele ser más traumante en posición de litotomía (también llamada posición ginecológica, o con la madre recostada sobre su espalda) lo que lo podría ser aún más incómodo y doloroso para la madre. El bebé puede venir anestesiado también, menos enérgico, sobre todo si fue una inducción donde el feto se vio “obligado” a nacer, y esto podría hacer que demore más en acoplarse de forma espontánea, sobre todo si no se respeta el contacto piel con piel inmediatamente tras el parto. Mientras más tiempo pase el bebé lejos del cuerpo de su madre, más difícil es el inicio de la Lactancia Materna.
En un parto vaginal también podemos encontrar limitantes para la LM, pues se usa generalmente la posición de litotomía, encontramos violencia obstétrica, episiotomías, tactos recurrentes, se suele administrar oxitocina sintética durante y/o para el proceso, entre otras intervenciones. Y si en un parto vaginal llevamos al recién nacido a la cuna radiante a hacerle todos los procedimientos de rutina, en vez de llevarlo inmediatamente al cuerpo de la madre, entonces estaremos ralentizando innecesariamente el inicio de una lactancia materna que normalmente podría haberse iniciado sin ningún problema
En cambio, en un parto respetado lo que encontramos es precisamente eso: respeto. La madre y el bebé son los protagonistas de la historia, ellos deciden como quieren vivir ese momento. La madre elige la posición a través de la libertad de movimiento, según su cuerpo se lo vaya indicando. Sabemos que cuando tenemos un dolor de espalda, por ejemplo, adoptamos instintivamente una posición que nos permita “aliviar” ese dolor. Bueno, durante el parto funciona igual; la madre busca posiciones que le son cómodas y sólo ella sabe cuáles son. En un parto respetado se le puede informar a la madre de cómo avanza, permitiéndole decidir si quiere una dosis baja de anestesia o no, o si prefiere el balón, o quizás calor local en la zona perianal, o un baño de tina, o colgarse agarrada del cuello de su acompañante, o alguna otra medida no farmacológica de alivio del dolor, y esta posibilidad de decidir le da fuerza para seguir adelante. Tras un parto respetado, si el bebé no presenta ningún problema se queda sobre el cuerpo de su madre, en sus brazos mientras se espera el alumbramiento de la placenta, y es en este momento donde se genera el peak más alto de oxitocina, el miedo y el dolor se van, y es probable que la madre no se de cuenta de nada de lo que pase a su alrededor porque está con su recién nacido en los brazos. En un parto realmente respetado, a la madre nadie la violentó, nadie la minimizó, nadie la ignoró. Y por ende todo el proceso, a pesar de ser fuerte, termina siendo recordado como una experiencia positiva en su vida.
No digo que una lactancia materna será o no exitosa según el tipo de parto que se tenga. Hay muchísimos factores más que podrían interferir o no en ese proceso…pero sí se puede marcar una gran diferencia.
Abrazos.
Constanza Molina
1 Comentario. Dejar nuevo
Muy buen artículo …. por temas de salud mi bebé nació a través de un cesárea de urgencia .. pero no presentó ningún problema y tuve calostro el primer día y lactancia a los 2 días …. pero fue un trabajo mutuo entre mi bebé y yo …. estuvo conmigo en la sala de recuperación y después cuando me subieron a la habitación …. a pesar del dolor que sentía con la cirugía siempre lo mantuve a mi lado y motivándolo a que se acoplara a mi seno …. para que nos fuéramos conociendo mutuamente….