Mi hijo Clemente de 24 meses está en la etapa que esperaba hace tiempo. Comencé a prepararme para esta mini adolescencia desde hace más de un año. Leí bastante; fui a clases de disciplina positiva; conversé con muchas mamás. Sin embargo, nada me preparó para este grado de intensidad en mi pequeño. Por ese motivo he decidido indagar a fondo el tema de los berrinches en niños pequeños y como abordarlos.

Vamos a partir por lo básico: ¿Por qué le dan esas tremendas rabietas a mi hijo? ¿Por qué a todo dice que “no”, incluso antes de escuchar lo que le ofrecemos? ¿Por qué quiere, mi hijo tan pequeñito, llevarle la contra al mundo sin motivo?

Ante todo, aclararé que es algo sumamente normal. No hemos hecho nada malo como padres y tampoco tenemos un hijo malo o berrinchudo. Tenemos un hijo sano que se encuentra en una de las etapas del desarrollo más importante.

El pediatra español Gabriel Ruiz explica que “alrededor de los 18 meses de edad los niños descubren su “yo”, o sea, toman conciencia que son un individuo. Ese “yo” quiere descubrir el entorno que le rodea; quiere explorarlo; averiguar cómo funciona y cómo funcionan las cosas. Ese “yo” quiere ir afirmándose, es decir, hacerse presente y ganar autonomía. Pero claro, ese niño aún no se aclara con su “yo”, no decide cuánto tiempo quiere ser autónomo y cuánto necesita los cariñitos de mamá. No sabe cómo funciona el mundo y tampoco controla bien su cuerpo. Y para colmo, descubre que hay otros “yo” por ahí que no le permiten campar a sus anchas. Resultado: a veces entra en conflicto con el entorno y con los otros “yo”.

Es por esto que muchos expertos llaman a esta etapa la primera “adolescencia”. El niño necesita diferenciarse de su figura de apego, reforzar el hecho que es una persona diferente, con gustos distintos e ideas propias. Si lo pensamos fríamente, esto es algo bueno. Significa que nuestro hijo tiene carácter suficiente para defender sus ideas, sabe lo que quiere y lo defiende, aunque muchas veces lo que quiere no sea posible. Cuando ignoramos u ocupamos cualquier técnica para limitar sus deseos en forma brusca, estamos enseñándole que sus ideas no cuentan, que no vale la pena luchar por lo que quiere y que siempre habrá un ser superior ante el cual debe “agachar el moño”.

¿Por qué reaccionan de esa forma?

Los niños no saben aún gestionar sus deseos y emociones, pues al encontrarse con una idea opuesta a la suya o alguna interferencia a sus deseos, explota en su cuerpo una serie de procesos químicos que llenan su cerebro de cortisol, adrenalina y noradrenalina, entre otras, lo que bloquea fisiológicamente sus sentidos. Muchos autores lo describen como si estuvieran bajo el efecto de drogas que no te dejan pensar.

En la página web PAPASPRO explican como las pataletas ayudan al desarrollo del cerebro: “Un niño de escasos 2 años está comenzando muy tempranamente a desarrollar el neocortex que es el que actúa como regulador de las emociones del cerebro mamífero. Sin nada que los ayude a regularse, es lógico que las emociones los inunden. Si está feliz, está MUY feliz. Corre, grita, brinca de felicidad. Si está triste, está MUY triste. Hace cara de puchero, baja la cabeza, llora desconsoladamente. Si está enojado, está MUY enojado. Patalea, aporrea, grita, pega, se pone rojo… Por esto, muchos llegan a pensar que está “actuando”, porque se ve tan exagerado que no creemos que sea real. Todo lo contrario, estamos presenciando la expresión pura de un sentimiento sin reguladores. Los berrinches son sanos en el desarrollo cerebral y deseable ya que presentan múltiples oportunidades de práctica para poner en uso la comunicación entre el cerebro mamífero y el neocortex. Y recuerda que mientras más estimulación tenga una conexión neuronal mejor prevalece”.

               Es por esta razón que es tan importante ser un buen ejemplo, en estos momentos, para nuestros hijos. Al estar practicando para que su cerebro madure, debemos procurar que la estimulación sea correcta y aprenda a manejar sus emociones de forma calmada, certera y sin agresiones de por medio. ¿Cuántas veces hemos visto personas adultas que no son capaces de expresarse calmadamente cuando se ven sobrepasados? Esto ocurre por lo que aprendieron de pequeños: no tuvieron un modelo correcto a seguir y vieron que esa es la forma en que, quienes lo rodean, manejan los conflictos y así ha aprendido su cerebro. Cambiarlo ahora es un trabajo muy difícil.

Ya tenemos claro que nuestros pequeños no son mal criados y que en realidad están pasando un muy mal momento, entonces, ¿qué podemos hacer?

Rosa Jové en su libro “Ni rabietas ni conflictos” explica que el ser humano debe aprender a gestionar sus emociones y esto se logra replicando las reacciones de nuestras figuras de apego. Recalca que estos episodios son un valioso momento para enseñar a reaccionar, a adquirir habilidades para gestionar emociones e incluso a negociar y defender ideas. Veamos estos momentos como uno de aprendizaje, donde aprendemos a controlarnos ante un episodio que nos cues10pataletata manejar y nuestro hijo aprende a ir controlando su carácter.

Rosa Jové va más allá: nos muestra, en forma práctica, como debemos actuar cuando nuestros hijos pierden el control o deciden cuestionar lo que les estamos pidiendo o haciendo.

Para esto nos enseña tres pasos a seguir:

1.Comprensión:

Niño: “¡No quiero ordenar la habitación!

Mamá: “Eres un desordenado y debemos aprender a ordenar, porque, si no, no volveremos a jugar…”

A estas alturas el niño ya se habrá tapado los oídos. Veamos un ejemplo con comprensión.

Niño: “No quiero ordenar la habitación”.

Mamá: “Es verdad, es un trabajo pesado, a mí me pasa igual”.

De esta forma lograremos que nuestro hijo siga escuchando.

 

2.- Educación:

Mamá: “¡Nil, a bañarse!”

Nil: “¡No quiero!”

Mamá: “No me extraña que no quieras, con lo bien que lo estás pasando (COMPRENSIÓN). Pero tú sabes que cada noche nos bañamos, porque llegamos sucios del colegio, ¿verdad? (EDUCACIÓN).”

 

3.- Elección: Continuamos con el ejemplo anterior.

Mamá: “¿Qué te parece si te ayudo a bañarte así lo haces más rápido y vuelves a jugar? ¿o te dejo jugar 5 minutos más y luego te bañas solo?”

Siguiendo estos pasos evitamos una rabieta, además estamos educando y enseñando a tomar decisiones.(EJEMPLOS SACADOS DEL LIBRO “NI RABIETAS NI CONFLICOS” DE ROSA JOVÉ)

Si hemos llegado tarde y nuestro hijo ya está en un estado de furia intensa podemos hacer lo siguiente:

Procurar que nuestro hijo nos escuche. No demos explicaciones tipo sermón, ya que perderemos de partida esa batalla; hablemos poco pero de forma efectiva. Hay que ponerse siempre a su altura, pero si vemos que está muy intenso y no logra enfocarse en nostros, dejémoslo un momento. Ofrezcamos contención sin obligar, pero si ve que no quiere que lo toquen, le decimos que estamos ahí cuando lo necesite.

Intentemos tranquilizarlo sentándonos en el suelo, diciéndole que todo tiene solución y que busquen una juntos.

Utilicemos el paso 1 para que vea que somos empático, que lo comprendemos y cuando veamos que ya está escuchando, siga los pasos 2 y 3.

Recordemos, siempre, que no estamos en guerra con nuestro pequeño, por lo que tratemos de evitar las instancias que puedan provocar un conflicto, como por ejemplo, pasar por algún pasillo de supermercado, pasar frente a la tienda de juguetes, de  helados, que tenga hambre o cansancio, etc.

 

¿Por qué no son efectivos los castigos?

Norm Lee en su libro “Ser padres sin castigar” explica claramente el por qué.

“EL CASTIGO DISMINUYE O DESTRUYE:

 

  1. El amor que te tiene tu hijo.
  2. La autoestima, auto-respeto y auto aceptación del niño y tuya.
  3. El respeto de tu niño por ti.
  4. La capacidad del niño de vivir una vida saludable, con un mínimo de tensión y de conflictos internos.
  5. La habilidad de aceptar la responsabilidad propia.
  6. La capacidad para amar a otra persona o a ellos mismos.
  7. El derecho a tener un hogar feliz, amoroso, seguro y libre de miedo.
  8. La capacidad creativa del niño, así como aprender y más tarde ganar el poder.
  9. La oportunidad de crecer para ser padres y parejas no violentas.
  10. La oportunidad para los padres de evolucionar para ser seres humanos felices y libres de tensión”.

 

Imagino que esto no es lo que deseamos para nuestros hijos y nuestras familias. Los castigos nos presentan una falsa efectividad. Claramente es un modificador conductual mucho más rápido, pero ¿a costa de qué?

– Les enseñamos que el intimidar es un medio para lograr que otros hagan lo que ellos quieran.

– Produce sentimientos de ira y rabia.

– Les enseña que quien los ama tiene el derecho a gritarles y hacerles sentir humillado, porque el castigo siempre humilla.

– Hace que nuestro hijo no nos tenga confianza, que oculte cosas y que en un futuro deje esa honestidad tan típica de la niñez.

– Mata el clima familiar feliz y armonioso para crear un ambiente tenso y triste.

– Le enseña a nuestro hijo que para ser aceptado por su entorno, debe hacer lo que se le dice sin pensar ni cuestionar. Para mi este punto es importantísimo, ya que nos predispone a seguir modelos de amigos en la adolescencia.

Y así podría seguir enumerando muchísimos argumentos contra de los castigos.

Voy a citar nuevamente a la gran Rosa Jové hablando del castigo: “El castigo es un fracaso del educador: si el educador mediante explicaciones, razonamientos consigue cambiar una conducta, es que tuvo éxito. Cuando no lo logra debe recurrir al castigo. Si los padres y educadores fueran mejores en su “trabajo” no deberían castigar”

600_temper_tantrum_crying

Olvidemos el “¡Porque yo lo digo y punto!” y el “¡Esta es mi casa y aquí mando yo!”

Todo psicólogo actualizado nos confirmará que el no dar explicaciones cuando mandamos a los niños a hacer algo, o el negarnos a responder cuando nuestro hijo pide comprender, estamos enseñándole a ser una persona sumisa. Todos queremos que nuestros hijos sean personas pensantes y autónomas cuando crezcan; no queremos que hagan lo que sus amigos le dicen; no queremos que abusen de ellos; queremos que sepan elegir; que sepan decir que no cuando se vean en una situación de peligro; que analicen lo que les conviene y lo que no. Hilando aún más fino, ¿qué pasa si algún cercano, un profesor o un amigo intenta abusar sexualmente de su pequeño en algún momento? Queremos que sepan poder decir que no, gritar y patalear sin que nadie los cuestione. Todo esto se logra desde los primeros años de vida.

¿De verdad es esta mi casa? ¿Solo mía? Con razón tantos de nosotros queríamos arrancar, crecer rápido e irnos a nuestro propio hogar, mucho antes de estar listos.

Que el hogar sea una democracia donde todos participen de las reglas, donde reine la paz y no los gritos. Donde los hijos sean tan parte de las decisiones, que hagan y sigan las reglas sin llegar a una pataleta, porque ellos mismos ayudaron a poner sus límites. Este hogar, esta
casa, es mía y también tuya, aquí las reglas las ponemos todos y todos las seguimos, porque así lo hacen las personas que se aman y respetan.

Para terminar, voy a recalcar que la etapa de las pataletas tiene “fecha de caducidad”, pero si no las sabemos llevar tenemos muchas probabilidades de doblegar, tanto su carácter y personalidad, que convertiremos a nuestro hijo en alguien tímido, o más extremo aun, que tengamos un pequeño de 6 o 7 años que aún hace pataletas de uno de 2.

Aún me queda un larguísimo camino por recorrer con mi Clemente y espero hacerlo de la mejor forma posible. Sé que en los libros se siente mucho más fácil de lo que es, y nos tocarán episodios intensos y complejos. Al comprenderlo mejor, logro buscar mi lado más “ZEN” y respirar unas mil veces antes de reaccionar. Si llego a perder el control, cosa que probablemente ocurrirá, pediré perdón, pues al final él está aprendiendo a ser un ser humano feliz y yo una mejor madre y persona. Aprovecharé mi oportunidad lo mejor posible.

Como referencia sobre los temas que hemos tratado, les dejo algunos títulos y páginas web que pueden ayudar a indagar más. También dejaré los links de los videos y página del maravilloso programa de gobierno CHILE CRECE CONTIGO.

 

Referencias Bibliográficas

Escrito por Paula Herrera, Asesora de Lactancia de La Comunidad de la Leche.

2 comentarios. Dejar nuevo

  • Sería genial que al final de los artículos saliera el nombre de quién lo escribió
    Abrazos

    Responder
    • delaleche
      1 julio 2016 14:59

      Carolina, gracias por la sugerencia! Ahora todos los post tendrán la correspondiente firma.

      Un abrazo,

      Katerine.

      Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.
Necesita estar de acuerdo con los términos para continuar

Menú